Hace 77 años, un 15 de diciembre de 1948, se presentó el primer inflador de mano del mundo: el TOPOVAL.
Hasta aquel momento, para inflar un balón deportivo se necesitaba un fuelle, un mecanismo poco práctico.
La presentación del nuevo sistema se concretó en la Carpintería Tossolini, que funcionó en Tucumán 448. Se diseñó especialmente para balones deportivos, pero su uso se extendió a otras actividades.
Solo durante los primeros cinco años el TOPOVAL se fabricó en Bell Ville. Luego, por distintos motivos, la fábrica cerró y dejó de comercializarse desde la ciudad hacia los ámbitos deportivos provinciales, nacionales e internacionales.
Lo único que cambió a la fecha es el material con el que se hace el inflador, que le debe su nombre a los inventores de la pelota de fútbol sin tiento: TO- por Tossolini-, PO -por Polo- y VAL -por Valbonesi-.